Semblanza de la historia político-administrativa de Marchigüe

SEMBLANZA DE LA HISTORIA POLÍTICO-ADMINISTRATIVA DE MARCHIGÜE

Diego Grez Cañete, 28 de diciembre de 2023

Buenas tardes a todos los presentes, autoridades, vecinos, funcionarios. Primero que nada agradecer la invitación que me formuló el alcalde de Marchigüe, don Cristian Salinas, para entregar una breve semblanza de la comuna, en esta ocasión en que se conmemoran 96 años de la dictación del decreto con fuerza de ley N.° 8.583 por Carlos Ibáñez del Campo, que reorganizó la división político-administrativa del país.

Marchigüe tiene una larga historia política y administrativa, que se remonta mucho más allá del año 1927. Ya en la época precolombina, en los entornos de esta localidad se encontraban los pueblos de indios de Rapel y Ligüeimo, comandados por un cacique, y que tenían a su cargo vastos territorios y también, indígenas. Los españoles, ya en la época de la conquista, iniciaron el proceso de colonización estableciendo primero encomiendas, después mercedes de tierra. Probablemente comprendido Marchigüe estuvo en la encomienda de Ligüeimo, de Jerónimo de Alderete y Juan Fernández, y en la de Rapel, de Juan Gómez de Almagro. En 1593 se creó el Corregimiento de Colchagua, quedando inserta Marchigüe en esta división de la Capitanía General de Chile, transformada en el Partido de Colchagua en 1782, perteneciente a la intendencia de Santiago. En 1787 se establecieron 26 diputaciones para la mejor administración del partido de Colchagua, entre ellas la de Peñablanca, denominación que se utilizó para denominar a este territorio hasta el siglo XX.

Ya en la época independentista, el Censo de 1812 comprende la división eclesiástica, quedando Marchigüe inserto en la parroquia de Cáhuil o Reto. Asegurada la independencia nacional, en 1822 se suprimieron los partidos, estableciéndose en su lugar la delegación de Colchagua, en el departamento de Santiago, contando entre sus distritos a Reto.

En 1826 se dictaron las leyes federales que dividieron al país en ocho provincias, entre ellas, Colchagua, con el río Cachapoal como su límite norte y el Maule como límite sur. En 1831 tenía cuatro departamentos: Caupolicán, Curicó, Talca y San Fernando, encontrándose Marchigüe en este último. El cabildo o municipalidad de San Fernando, desde su establecimiento, ya había tenido bajo su jurisdicción a Marchigüe desde su creación en 1742, y así la tuvo hasta fines del siglo 19.

La Constitución de 1833 dividió al país en provincias, departamentos, subdelegaciones y distritos. Inicialmente se mantuvo la división que existía como delegación. La primera reorganización de que se tiene registro data de 1847, bajo la intendencia de José María Vergara, quien estableció nueve subdelegaciones, entre ellas la séptima de Reto, dividida en los distritos 1.° Peña-Blanca, 2.° Trinidad y 3.° Cáhuil. El territorio estaba a cargo de un subdelegado, funcionario no pagado, subordinado del gobernador departamental (en el caso del departamento de San Fernando, dependían directamente del intendente de la provincia), a quien debían darle cuenta de los hechos acontecidos en la zona, presentar necesidades, etc.. Los distritos, en tanto, estaban a cargo de un inspector, supeditado al subdelegado. En 1864 era subdelegado de Reto el señor Carlos Palacios, y en 1866 José Casimiro Salas.

En 1867, a instancias del intendente Martiniano Urriola, el presidente José Joaquín Pérez dictó una nueva división del departamento de San Fernando. El territorio actual de la comuna de Marchigüe se corresponde en buena parte con la subdelegación duodécima de Peña Blanca, dividida en los distritos 1.° Reto, 2.° Marchant, 3.° Trinidad y 4.° El Sauce; y la subdelegación catorceava de Cocauquén, integrada por los distritos 1.° Las Garzas y 2.° El Cardonal.

Tras la revolución de 1891, el nuevo mandatario nacional Jorge Montt junto a su ministro del Interior Manuel José Irarrázaval expidieron la Ley de Organización y Atribuciones de las Municipalidades, o Ley de Comuna Autónoma, redistribuyendo el poder local antiguamente concentrado en las capitales departamentales y provinciales. El pueblo de Marchigüe ya no dependería más de la Municipalidad de San Fernando, sino que de la Municipalidad de Pichilemu. El decreto de 1891 creó, entre otras, la comuna de Pichilemu, integrada por las subdelegaciones 12.° Peñablanca, 13.° Cáhuil y 14.° Cocauquén. Este municipio comenzó sus funciones el 6 de mayo de 1894, siendo su primer alcalde José María Caro Martínez. Estuvo este municipio integrado por diversos representantes de la subdelegación de Peña Blanca, como es el caso de Francisco Reyes, tercer alcalde en 1894, y el regidor Pedro María Fernández Migueles, oriundo de Los Maitenes, quien decía representar “con honor” a la subdelegación. En varias ocasiones protestó contra la mala distribución de recursos de la municipalidad, que priorizaba lugares como Ciruelos y el pueblo de Pichilemu en vez de atender a los lugares más lejanos, como eran Trinidad y Marchigüe. En sesión del 18 de julio de 1897 realizó una extensa exposición sobre “los grandes desórdenes que él personalmente ha observado en diversas partes de la subdelegación 12 de esta comuna, pues a su juicio se violan por completo el reglamento y ordenanza de policía respectivos”, haciendo indicación para que “se tomen las medidas que moral y legalmente encuentre justas esta Corporación”.

“Parece increíble […] que en las casas de negocios donde antes de la ley comunal imperaba más el orden, ahora con un régimen mil veces más ventajoso mediante la citada ley, esas mismas casas se hayan convertido en verdaderos garitos y que la policía, muchas veces sabedora de tantos desórdenes, haya permanecido en la más rara imposibilidad, siendo, como es natural, la que está obligada bajo ciertas penas a vigilar por el orden, moralidad y bienestar común de la sociedad y especialmente en pro de la juventud que se corrompe inducida por el mal ejemplo que recibe en aquellos focos de corrupción”, señalaba enfático Fernández.

La subdelegación de Peñablanca comprendía un vasto y productivo territorio que incluía importantes y extensas propiedades agrícolas, encontrándose entre ellas los fundos de Población, Las Pataguas, Yerbas Buenas, Mallermo, Maitenes y la hacienda Alcones, esta última la propiedad de mayor avalúo en la comuna de Pichilemu ($ 300.000 en 1899). Además, el avalúo de los predios de la subdelegación constituían el 45.3% ($ 1.384.087, en el mismo año) de la comuna de Pichilemu. Además, este territorio era el que conectaba a la comuna con el resto del país mediante el servicio ferroviario, existiendo aquí las estaciones de Población, Marchigüe, Alcones y, desde comienzos del siglo XX, la estación de Cardonal. Sin duda que la localidad de Marchigüe estaba tomando un impulso progresista gracias a la actividad del ferrocarril, las diversas obras públicas en ejecución y los servicios que en ella se fueron instalando.

Desde que Marchigüe perteneció a Pichilemu, hubo fuertes ánimos de separarse. Las razones eran fuertes y válidas. La gran distancia entre Pichilemu y los lugares de la doceava subdelegación causaban trastornos, por ejemplo, en la administración de justicia. Hay registros en el archivo municipal de Pichilemu de reclamos de jueces por la nula cooperación de la Policía Comunal de Pichilemu en el territorio de la subdelegación de Peñablanca. También se criticó la escasa dotación de policía destinada a esta zona. Ahora bien, es cierto que la municipalidad de Pichilemu contaba con escasos recursos, que sin embargo motivaron el establecimiento de escuelas en Trinidad, EL Sauce (Alcones), Molineros; y en 1898 se creó una escuela fiscal en Marchigüe. Ante la ausencia de un cuartel de policía en Marchigüe, la municipalidad pidió la cooperación de vecinos para la cesión o facilidades para obtener una pieza para retén, lo que recibió una negativa por parte de los marchiguanos. Para 1902 la municipalidad arrendaba ya un cuartel, que se sumaba a uno en Alcones, facilitado gratuitamente.

Los pichileminos no estaban de acuerdo con la separación de Peñablanca pues no solo significaba una pérdida de área territorial, sino que también una sustantiva disminución en los ingresos municipales por impuesto sobre haberes, lo que repercutiría fuertemente en el accionar de la Corporación.. Ya en 1897 el primer alcalde Caro Martínez manifestaba que “cualquiera innovación que se haga” con respecto a los límites de la comuna o de las subdelegaciones que la integraban “podría traer trastornos que conviene evitar”. Ello no previno que en 1899 numerosos vecinos y terratenientes de Peñablanca formalizaran sus intenciones presentando una solicitud al presidente de la República Federico Errázuriz Echaurren, inquiriendo el traslado de la cabecera comunal a Marchigüe o la creación de una nueva comuna. Las autoridades pichileminas tomaron conocimiento de estas pretensiones, sobre las que el primer alcalde se refirió latamente en su memoria de la gestión de 1898. Los argumentos de la petición fueron llamados por José María Caro como “poco convincentes”, “llenos en su totalidad de errores” y que los requirentes están “impelidos, sin duda, por causales caprichosas”. “No me explico cómo los hayan patrocinado personas reputadas por serias y honorables”, afirmó la autoridad. “Afirman que no hay escuelas municipales y saben acaso mejor que nosotros que las hay; sostienen que no hay policía y tienen seis o siete guardianes permanentes apostados en las puertas de sus casas y no los ven; dicen que en nada se les atiende y se invierte en su bien más de la mitad de las entradas de esta comuna, y así continúan disertando verdades que nada prueban”, expresó un quejumbroso Caro.

Este clamor de los vecinos de la subdelegación de Peñablanca sería oído por el presidente Germán Riesco, quien dictó el decreto N.° 2.959 de 12 de junio de 1902, creando la comuna de Peñablanca con el territorio de la subdelegación homónima y designando como su cabecera a la población de Marchigüe. El mandatario tuvo en cuenta la solicitud de los residentes, el parecer del Consejo de Estado, además de los informes favorables del intendente de Colchagua Amable Freire Valdés y del jefe de la sección de Geografía de la Dirección General de Obras Públicas. Riesco manifestó que “la mencionada subdelegación se encuentra a considerable distancia de la cabecera de la comuna [de Pichilemu], por lo que los servicios locales no pueden ser atendidos convenientemente”, y que “la nueva comuna tendría bastante población y renta suficiente para hacer todos los servicios municipales”.

El municipio de Pichilemu continuó administrando los asuntos locales de la nueva comuna hasta la instalación de la corporación de Peñablanca, correspondiéndole también la organización de la elección de sus primeras autoridades, celebrada el 1 de marzo de 1903 y que dio como municipales electos a Guillermo Ovalle, Antonio María Arellano, Jerónimo Casas-Cordero, Olegario Muñoz, José Miguel Cuevas Arriagada, Pedro A. Silva, Ramón Antonio González, Manuel J. Pérez y Gregorio Cerón.

La Ilustre Municipalidad de Peñablanca, a veces denominada Ilustre Municipalidad de Marchigüe, inició sus funciones el 3 de mayo de 1903, fecha en que los nueve municipales electos acordaron nombrar como su primer alcalde a José Miguel Cuevas Arriagada. Entre sus primeras medidas, Cuevas solicitó al municipio de Pichilemu la entrega de los fondos que correspondían a Peñablanca. Se nombró como secretario y tesorero al señor Ánjel Custodio Hurtado.

La municipalidad de Peñablanca, con cabecera en Marchigüe, siguió su marcha ininterrumpidamente. En el período 1906-1909 fueron municipales Guillermo Ovalle (primer alcalde), Antonio María Arellano, José Olegario Muñoz, Ramón Antonio González, Ricardo Camilo, Ernesto Velasco, Liborio Núñez, José Carvajal y José Rozas Herrera. En 1910 era primer alcalde el conservador Ernesto Velasco.

La comuna sufrió la pérdida de parte de su territorio, cuando un decreto del presidente Arturo Alessandri le segregó a Peñablanca y a la subdelegación de Calleuque para conformar la nueva comuna y subdelegación de Población. El decreto ley 803 del 22 de diciembre de 1925 señala que la comuna de Peñablanca comprende el territorio de la subdelegación homónima, en el departamento de San Fernando.

En el período 1924-1927 hubo algunos problemas en la constitución de la municipalidad. Según el intendente de Colchagua, Rodolfo Marín, no se había verificado la elección el 24 de abril. Sin embargo, la Junta Escrutadora Departamental otorgó poderes a nueve ciudadanos como municipales electos de Peña Blanca. En mayo, el presidente Alessandri había nombrado una junta de vecinos que tenía a su cargo la administración de la comuna, pero derogó ese decreto dos días después, el 12 de mayo. No obstante, la Junta de Gobierno militar que gobernó el país en ausencia de Alessandri disolvió la municipalidad de Peña Blanca por decreto del 4 de marzo de 1925, y dos días después nombra una junta de vecinos integrada por Martín Ovalle Íñiguez, Guillermo Rioja Ruiz, Aurelio González Inostroza, Ramón Antonio González Córdova y Menesio Flores Vargas. En junio, tras la muerte de Ramón Antonio González, nombra en su reemplazo a Agenor González Caroca. Este grupo de personas administró la comuna hasta el 30 de abril 1927, fecha en que el dictador Carlos Ibáñez del Campo nombró una nueva junta: alcalde Luis Aurelio González Inostroza, y vocales Agenor González y Humberto Oyanedel. Hasta 1935 se mantuvo esta situación en que los alcaldes eran designados por el Ejecutivo, retornando ese año a la normalidad, que son las elecciones democráticas. Luis Aurelio González, en consecuencia, fue el último alcalde de la Municipalidad de Peña Blanca y el primero de la Municipalidad de Marchigüe. En octubre de 1928 lo reeemplazó Carlos Stuven, quien ejerció hasta el 23 de agosto de 1932. Hasta el 25 de octubre de ese año fue alcalde de Marchigüe el señor Eugenio Alvújar, retornando a su puesto Stuven. El 7 de julio de 1933 se nombra a Agenor González como alcalde, siendo este el último designado de esta etapa.

El dictador Carlos Ibáñez del Campo realizó una profunda reorganización de la división político-administrativa, a través de dos decretos con fuerza de ley a fines de 1927. El número 8.583 de 30 de diciembre declara que el departamento de Santa Cruz, en la provincia de Colchagua, está integrado entre otras, por la comuna de Marchigüe, cuyo territorio es la antigua subdelegación de Peñablanca y La Estrella. La comuna de ese nombre fue restaurada en 1934.

El 4 de septiembre de 1973, por ley propuesta por el presidente Salvador Allende y aprobada en forma transversal por el Congreso Nacional, se creó el departamento Cardenal Caro, fijándose su capital en el pueblo de Marchigüe. No obstante, el advenimiento de la dictadura militar impidió la implementación en regla de este nuevo departamento, y la regionalización que implementó ese régimen puso punto final a las justas aspiraciones de decenas de marchiguanos que por mucho tiempo lucharon por conseguir que se reconociera a Marchigüe como capital departamental, y que serían ignorados prácticamente por la autoridad militar. En un momento, la CONARA incluso propuso fusionar la comuna de La Estrella con las de Litueche y Marchigüe, pero esto finalmente no se llevó a cabo. No obstante, una parte de la comuna de Pichilemu que históricamente perteneció a esta, como es Pailimo y Las Garzas, se incorporó a la comuna de Marchigüe en la década de 1980.

¡Qué viaje a través del tiempo por la historia política y administrativa de Marchigüe! Desde sus raíces precolombinas hasta las luchas por su autonomía, su historia ha sido una narrativa de cambios, reclamos y evolución constante. Estos episodios históricos no solo marcan su pasado, sino que también perfilan su identidad, demostrando la determinación y el compromiso de sus habitantes en la construcción de su presente y futuro. Es en esta persistencia y resiliencia donde reside el verdadero espíritu de Marchigüe, una comunidad arraigada en la historia, pero con la mirada puesta en un porvenir de progreso y unidad, marcando un legado que trasciende las páginas de la historia. ¡Gracias por permitirme ser parte de este relato! Muchas gracias a todos por su atención.